23.6.05

«AQUI ESTAN,/ ESTOS SON»

Una de las características esenciales del deporte es la de perpetuar el conflicto del que es hijo para evitar las posibilidades fatales de los cuestionamientos totales, fundantes, jamás cerrar el pleito y siempre dar revancha. Al mes siguiente, noviembre de 1924, se tenía que disputar en Montevideo otra edición de la Copa América y tanto los antecedentes que ya portaban casi medio siglo, más resabios que habían quedado como los augurios de la que se podía venir fueron de tal magnitud que entraron a cosquillear las asentaderas mismas del Poder establecido. A punto tal para entrar a hacer sospechar desde entonces que el fanatismo futbolero genera tanto una estupidez trasnacional como una muy probable chifladura con características propias como para ser analizada científicamente [3]. Porque el Congreso de la otra orilla se abocó a la tarea de tratar darle forma legal al disparate: prohibir de una vez para siempre el enfrentamiento de las selecciones nacionales por la cantidad de despiporres que se armaban y, muerto el perro, adiós a la rabia. Pero la política nunca, en cualquier época y país, fue un buen refugio para la cordura. Por lo tanto, ya que estamos, pongamos la mejor, y se entendió que era necesario salir también al cruce el mismísimo presidente de la Nación, ingeniero José Serrato, quien por cadena nacional le legaría a la posteridad conceptos señeros, inmerecidamente no reconocidos. Como no había tevé y por lo que habría de perpetuar, da lugar para la sospecha que para la alocución hasta se había quitado la banda y puesto la camiseta celeste, algo peligrosamente nefasto en cualquier país para ejercer cualquier tipo de actividad que pueda tener alguna incidencia pública. "La fuerza pública, que reprime el desorden, puede impedir las consecuencias de éste, pero no borra el desprestigio en que cae el público que muestra su incultura provocando o no evitando disturbios durante el desarrollo de los matches de football", dijo con la terminología reinante entonces. "El Parlamento ha confiado en el pueblo oriental al negarse a votar una ley que tendía a suprimir los encuentros deportivos internacionales y yo confío también en que los orientales, que para siempre ostentan el título de campeones, demuestren que el espíritu olímpico reina en el pueblo."

3 Lever, Janet. La locura en el fútbol. Fondo de Cultura Económica, México, 1985, 358 págs.

Había confundido la tribuna pública con los tablones. Lo esperaba no justamente el bronce para tamaños sandeces.